jueves, 1 de enero de 2009

Del Binomio A La Ecuación Compleja

La pregunta sobre el llamado “binomio criminal” que formarían Toño y La Rea suele oscilar entre ellos; apuntando por lo general a lo disímil de las personalidades y características de cada uno. Si la pregunta, por ejemplo, apunta a la capacidad de penetrar en una organización como la AFIP, investigadores de tanto prestigio y valía como el mismísimo Julio Verkell, afirman(1):
“(...)Siendo uno de sus habituales puntos de investigación previos, que utilizaban para analizar con detenimiento los ingresos declarados de los objetivos contra los que actuaban; los ingresos a la AFIP son ejemplo singular del funcionamiento relojero del binomio criminal. Habitualmente (como en sus ingresos de 04/99, 06/99 y 11/99) era la Rea quién se vestía de traje sastre y acudía al edificio de Yrigoyen y Defensa para simular ser una inspectora externa que precisaba datos sobre algún particular. Si esta operación, por alguna razón, fallaba; de cualquier forma la visita de la Rea era aprovechada: ella le marcaba a Toño los trabajadores asociados al expediente. El segundo paso era el soborno, que solía realizarlo Toño en un bar de Defensa. Si, por alguna razón extrema, el/los empleado/s se rehusaran al soborno; volvía a ser el turno de la Rea; ahora encapuchada y falseando la voz, que a fuerza de golpes y amenazas insistía con sus investigaciones.
Esto marca un patrón de alternaciones y división del trabajo que les era característico en casi todas las áreas. Este patrón podemos encontrarlo incluso detrás de estas acciones concretas, en la elaboración de los planes: Toño traía el dato de algún posible objetivo, la Rea diseñaba la estructura de investigación, después Toño analizaba la aplicabilidad de la estructura y desde ahí comenzaban. Las veces que la Rea traía el dato inicial, toda la cadena de trabajo se alteraba. Uno de esos datos que trajo la Rea, llevaron a Toño a uno de sus arrestos más famosos, al perderse en el edificio de la AFIP.”
Para Verkell el funcionamiento del “binomio” consiste en la idea de la cinta fordista, en donde el lugar ocupado determina la labor. Cabe preguntarse si es necesariamente un trabajo de dos, siendo esta estructura de dos demasiado económica en términos de cantidad, pero muy onerosa en términos de esfuerzo para tales trabajos. Hubiera sido sin duda más sencillo para ellos utilizar todas las herramientas y recursos disponibles (incluso los humanos) para llevar a cabo estos planes o esta estructura en serie de planes. La pregunta no es tanto “¿cómo es que el Toño y la Rea trabajaban?” sino
“¿Por qué con tantas herramientas y recursos a su disposición, el Toño y la Rea trabajaban así?”. Es absolutamente contraproducente, extensa y extenuante la forma de trabajo que eligieron. Teniendo en cuenta sus conceptos tradicionales de “trabajo” y “economía” (Analizados en el capítulo 10) es incomprensible esta estructura.
Sin embargo, parece que a ningún investigador hasta ahora le llamó la atención este inquietante punto. Y eso, a mi humilde parecer, tiene más que ver con la forma de analizar de los investigadores que con cualquier otra cosa. En general, los investigadores toman la carrera de Toño y la Rea como una sucesión de hechos en los que hay que leer un trasfondo social o una aventura individual. Una sucesión cuya hilación arma un sentido de intención casi romántico, como si los hechos y acciones de Toño y la Rea armaran un texto plenamente coherente y asible en que lo importante es la perspectiva de realidad que provee. Al parecer, no podemos pasar la barrera de lo meramente fáctico; y (esto es lo más curioso de todo) eso sucede sólo por la fascinación que produjo esta pareja entre quienes escribimos de ellos. A veces (casi siempre) parece que ellos hubiera hecho lo que hicieron para ser relatados y que ese ser relatados nos impidiera pasar a cualquier otra instancia analítica.
Tomo a mi cargo mi fascinación, y comienzo asumiéndolos como un objeto identificable para el análisis: un relato; y entonces puedo seguir con la pregunta que me trajo hasta este nuevo objeto: ¿por qué eligieron esa estructura de trabajo que atenta contra la verosimilitud, contra la sensatez de cualquier estructura de trabajo?. Lo primero que habría que aclarar al respecto es que la primer lectura de esta estructura de trabajo rompe la idea de binomio, en donde los términos se interrelacionan de manera inseparable por medio de un signo que marca su relación. Dentro de la estructura de trabajo, estos términos que representan al Toño y a la Rea alternan posiciones, e incluso cambian constantemente los signos que los interrelacionan; ya que en realidad están reemplazando a términos escindidos de una ecuación compleja. Más adelante probaremos que esta interrelación tan compleja se aplica a casi todos los términos de la pareja. Sus aspectos revolucionarios y sus delicias reaccionarias hicieron de ellos una ecuación de equis irrecuperable. Ellos solos, y nadie más que ellos, armaron una forma de reemplazos permanentes que intentaban suplir un universo de ausencias. La cinta de trabajo para extracción de datos de la AFIP es de lo más elocuente al respecto.
Para una mejor iluminación de estos aspectos, no hay que olvidar el subrayado que la Rea tenía en el libro de Marx
(2): “Un filósofo produce ideas, un poeta poemas, un clérigo sermones, un profesor tratados, y así siguiendo. Un criminal produce crímenes. Si observamos de más cerca la conexión entre esta última rama de la producción de la sociedad como un todo, nos liberaremos de muchos prejuicios. El criminal no sólo produce crímenes sino también leyes penales, y con esto el profesor que da clases y conferencias sobre esas leyes, y también produce el inevitable manual en el que este mismo profesor lanza sus conferencias al mercado como “mercancías”. Esto trae consigo un aumento de la riqueza nacional, aparte del goce personal que el manuscrito del manual aporte a su mismo autor.
El criminal produce además el conjunto de la policía y la justicia criminal, fiscales, jueces, jurados, carceleros, etcétera; y estas diferentes líneas de negocios, que forman igualmente muchas categorías de la división social del trabajo, desarrollan diferentes capacidades del espíritu humano, crean nuevas necesidades y nuevos modos de satisfacerlas. La tortura, por ejemplo, dio surgimiento a las más ingeniosas invenciones mecánicas y empleó a muchos artesanos honorables en la producción de sus instrumentos.
El criminal produce además una impresión, en parte moral y en parte trágica según el caso, y de este modo presta “servicios” al suscitar los sentimientos morales y estéticos del público.”
Los matices de los trabajos y el derrotero en general de la Rea y el Toño, pueden leerse sin inconvenientes a partir de estas líneas. Las preguntas más elementales y llamativas, se pueden leer a través de este fragmento que la Rea con sabiduría llevaba casi como estandarte. Ellos atentaron contra la estructura de producción de criminalidad, todo lo que les fue posible. Nótese que los trabajos sobre ellos tienen más que ver con la literatura que con los trabajos legales o, siquiera, periodísticos (¿hará falta resaltar que éste no es la excepción?). Las habilidades del Toño para escapar, desarmaban automáticamente el aparataje legal y su forma de castigo única. Y a partir de la construcción de su famosa red de franquicias, ellos se convirtieron en los productores activos de leyes; invirtiendo completamente la producción de la criminalidad. Ya no eran los detonantes de las leyes, eran los escritores. Y, lo siguiente y lo más llamativo, también trataron de huir de los textos de los profesores (pero no saben que hasta llegamos a preocuparnos por cómo repartir la manteca en las tostadas, ellos no tenían oportunidad de huir de nuestra jaula de letra).
Sin binomio cae la regla tradicional para interpretarlos, Toño y la Rea arman un desafío mucho mayor de lo que supone la fascinación, pero que se atasca en ella. Es por eso que es tan difícil evadirse de la simple enumeración de los hechos y acciones; y que por análisis, hasta hoy, sólo se escribió el detalle de armado de sus planes.
Ese detalle de armado nos permite, sin embargo, ingresar en una constelación de categorías diferente que tiene que ver con las motivaciones de Toño y la Rea. Desde mi hipótesis fascinada, asumo que creo (sin razón, con la misma fe que muchos depositan en Dios) que ellos actuaban pensando en ser relatados. Por lo tanto, en este ser relatados, estarían ellos influyendo activamente; no se olvide a manera ejemplo más evidente que ellos fueron muy amigos de las notas. Como si quisieran documentar sarmientinamente su paso heroico (o, mejor: contra heroico) para ser relatados. Y como si fueran ellos los primeros productores del relato (no como objetos sino como sujetos).
Estas notas quizás puedan sustentar, medianamente, mi arbitraria hipótesis. Más allá de cierto afán irónico o sarcástico, las notas marcan una intención. No son notas funcionales a sus trabajos, como podrían serlo las notas de rescate; son notas excesivas, notas que van mucho más allá de lo que se esperaría. ¿Para qué dejar una huella de la huída? Más allá de la evidencia de la burla instantánea al sistema de justicia y represión, o a su representante más directo de turno; la consecuencia en esta acción indica una conducta maníaca con trasfondo más profundo. Piénsese que Toño debía escaparse dos veces: una primera para conseguir lápiz y papel y una segunda definitiva; y he aquí otro de estos gastos extraordinarios que tanto hicieran Toño y la Rea. Estos gastos que en primera instancia podría considerárselos contrarios a la economía misma del relato y a su fe devota al naturalismo. Y es que puede obedecer a esta intención de ser relatados y a esta vocación de ser ellos los primeros autores de los relatos.
Una vocación por la autobiografía, sin grafía.
Paso a paso vamos internándonos así en un universo de fascinación nuevo, que paradójicamente desplaza el eje de la escritura y la intención del relato. Porque esta vocación estaría sustentada por las notas, por los gastos, y a la vez es eliminada por la ausencia de la misma escritura de ellos mismos, por la ausencia de grafía. Y si bien esa debería ser la prueba definitiva, nadie escapa al encanto de estos relatos, de la mínimas cotidianeidades que conformaron. Es como si hubieran prevenido los intereses y los caminos de lectura que se realizarían sobre ellos: así, súbitamente, su gigantesco poder no es el relato que conformamos con ellos, sino su poder de lectura capaz de hacer de nosotros sus hacedores. Han preparado todo para que hagamos su trabajo sucio, ellos no se rebajarían a contar su historia; nos han seducido para que lo hagamos por ellos.Sin duda, esta es la más exagerada de mis hipótesis; pero milagrosamente es la única capaz de lograr cohesión en el largo camino que llevaron Toño y la Rea. No puedo dejar de reconocer que creo que he sido una víctima más de las estafas de Toño.
(1)Julio Verkell, Castigo y crimen, historias argentinas de bandidos del Chato a Toño. Buenos Aires, Editorial Solitaria Lumbrí, 2000, p. 568.

(2) Karl Marx, Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía, 3 vol. (traducción de W. Roses), México, Fondo de Cultura Económica, 1945, Tomo I, p.217.

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